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martes, 4 de agosto de 2015

Ignasi ¿por qué somos del Girona?

La noche del domingo volvía hacia mi piso, aún había luz natural y fumaba un pitillo con desgana con intención de dar dramatismo a la escena. Los tranvías pasaban con desdén por un lado y en el otro el lago, yo con una camiseta del Girona y los ginebrinos mirándome con aversión.

Cabreado y triste. Por un mísero minuto el Girona no estaba en primera división. Sabía que no encontraría el consuelo ni en la oficina, ni entre machos futboleros “¿El Girona, en serio? Va macho, ni te ralles.” Ellos nunca lo entenderán. Por que es cierto, el Girona tiene un estadio pequeño, una afición que casi nunca llena el estadio y ningún titulo.  Somos como Huffelpuff.

Entonces, ¿Por qué soy del Girona?

1º-El Girona estuvo ya en junio del 36 a punto de subir a primer división. Tenía toda la pinta que el mismo plantel subiría en la temporada 36/37, pero aparentemente a un General de las Islas Canarias no le hizo mucha gracia y bueno… guerra civil. Aquel Girona cayó en el ostracismo hasta la década de 2010. Los críticos dirán que la relación entre la Guerra Civil y el Girona no está demostrada. Bueno, yo no veo otro motivo por los cuales el Girona no haya estado nunca en Primera.

2º-El Municipal – me encanta pensar que es un estadio municipal- de Montilivi está haciendo una labor espectacular en pro de la conservación, uso y reinvención de los insultos en catalán. Montilivi se erige como un oasis en una Cataluña en la que creíamos que ya se habían instalado definitivamente los insultos españoles, cuando no la asimilación.  No negaré que también se oyen “fuera”, “h********a” y otras variables. No obstante, prometo haber oído insultos como “mal-parit”, “carallot” y “tros d’ase” que de la boca de un payés de Cassá suenan incluso ofensivos. Poesía en sus labios y lágrimas en mis ojos. Eso solo en el Municipal de Montilivi.

3º– Los patrocinadores del Girona. Pequeñas perlitas que conectan como pocas cosas el deporte de élite con el aficionado de a pié. Con todo el respeto por Qatar Airways, pero que el restaurante del lado de tu casa patrocine parte de la camiseta y que la tienda de neumáticos del lado del colegio patrocine los cambios es espectacular. Pneumàtics Perelló nos ha dado muchas alegrías. En el ciclismo los aficionados están en contacto casi físico con los deportistas, pero el Girona es el único equipo de élite capaz de citar tu carnicería favorita en medio del partido.

4º. Siempre hemos tenido jugadores que han sido dignos de mención y argumentos suficientes para fidelizarte al club. Mención especial a la “rata” Kiko Ratón, pura pirotécnia, héroe de la permanencia, proveniente del Iraklis griego, tan voluntarioso como desmañado. Comentar que Kiko Ratón llegó el mismo año a Girona que Cristiano al Madrid, cuando este era CR9. Evidentemente las comparativas no se hicieron esperar. Aún recuerdo con nostalgia aquel grupo de Facebook “¿CR9 o KR9?”. Debate aún vivo en Girona.

Por no mencionar la labor de cementerio de elefantes… bueno tampoco tan elefantes, pero Jurquera y Gerard se retiraron en el Girona.

5º. Girona mantiene aún la noble tradición de motear algunos de sus jugadores. Del equipo actual, “Calamar” Amagat, “Mathieu” Lejeune o Pere Pons “el de San Martí Vell”, ¿es o no es entrañable? Sin obviar a leyendas como “la bala del Estartit” Xumetre o el “Torito” Acuña. Considerando que ya había existido un “Toro” Acuña en la Liga española tenemos que reconocer que con este último no nos rompimos la cabeza.

Joaquín Sabina decía muy gráficamente a propósito de Podemos que le recordaba a cuando a alguien le gusta el culo, el cuerpo y la cara de una chica por separado, pero que no le gustaba el conjunto. A mi me pasa justo lo contrario con el Girona, me gustaría tener mejores jugadores, más afición y más títulos pero en conjunto cómo me gusta mi Girona. Un poco como decía Roosvelt sobre Somoza, “es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”.

Ai, Girona a ver si subís…

jueves, 31 de enero de 2013

Reivindicació del futbolista pur


M’agrada que sigui precisament en Vicente del Bosque qui reivindica la professió de futbolista, per com és ell. Tot i que el salmantí, ho fa des d’un punt de vista més professionalista crec que és important reivindicar la professió en la seva essència. I la essència del futbolista professional i del futbol d’elit es troba, tan a la península com a les illes britàniques, en generar llegendes, conversa  i comentaris  a les tavernes on s’escolta la veu de mascle combinada amb aroma de cigarretes, cerveza i fregits.

L’essència  d’aquestes converses es perd en la mesura que la puerilitat i identitat dels futbolistes deixa de connectar amb la parròquia de bar. I tot i que cada dia tenim més mascles que comparteixen look amb els One Direction encara confio amb l’existència del seguidor de futbol de transistor i palillo a la boca. És per això, que tot i no haver nascut als 70-80 escolto amb melangia quan sento a parlar d’aquells futbolistes que en comptes de tenir musculatura de gimnàs, tenien esquena de llenyataire, pèl al pit i fumaven al descans, i els seus fills en comptes de dir-se Milan es deien Pere. Entenc que la camaraderia i virilitat de l’època es va perdre en la mesura que els futbolistes es tallaven el bigoti, per deixar-se perilla, i els seus tatuatges deixaven de dir “amor de madre” perquè en el seu lloc apareguessin símbols hawaians que simbolitza la primera síl·laba del seu cognom.



Sé que a dia d’avui el futbol és més net, perfumat i aristocràtic; però la pèrdua de personatges com Juanito, Migueli o Ian Rush, tan simpàtics, com icònics; fan que el futbol actual no reconegui els que un dia van elevar aquest esport en el fenomen sociològic que és avui. Poder l’aficionat clàssic i les antigues llegendes, ja no valen pel futbol actual; i tot i que ja ho diuen que aigua passada no mou molins, jo encara avui vull somiar.  

--> Escoltant I'm forever blowing bubbles